Hace un rato que deje estacionando el mate, mientras me dispongo a escribir el texto de la obra sostengo la bombilla con la boca. aunque sea un poco incómodo, creo que fue una gran decisión empezar el mate a la vez que el texto, es que siento que voy a tener para rato acá escribiendo. En este relato voy a intentar explicar las complejidades con las que me fui encontrando en el viaje a Uruguay en el que hice una residencia en el E.A.C. espacio de arte contemporáneo de Montevideo.

[El texto posiblemente tenga un ritmo de mate de trasfondo, así que de percibir eso en la escritura me gustaría que hagan caso omiso a ese sentimiento, o no. Puede o no también acompañarse en la lectura con un mate para comprender la experiencia de manera consciente.]

Para poder asimilar la obra veo necesario hacer un marco contextual en lo que respecta a lo relacional del trabajo en pos de comprender el espectro de mis complejidades.

 

Estuve 28 días solo, viviendo en lo que fue la primer cárcel de Montevideo. Mi taller que estaba totalmente a oscuras ( allí decidí realizar la instalación) era el subsuelo de la ex-cárcel. Tenia 10mtrs de ancho por 15mtrs de largo y 4mtrs de alto. En el momento que llegué, cumplía la función de depósito de basura y fue vaciado para la exposición.

 

A la residencia llegué con la intención de realizar una serie de esculturas en las que me encontraba trabajando, las cuales se incendiaban y ahí la obra. Algo efímero y a la vez no. Pensaba en los presos y el tiempo abarcaba casi todos mis pensamientos. El tiempo encerrado. 

 

Primer noche en la residencia. Me despierta una gotera en la habitación y me recuerda una antigua instalación que alguna vez pensé. Sabia que no iban a llegar mas residentes hasta casi el final de mi estadía, así que me fui a dormir a otra habitación (por "suerte" mi llave abría también la habitación de al lado).

 

Segundo día de residencia. Con la casa sola para mí, prepare una cena de agua y filme una obra que acompañaría la instalación de las goteras y la hice .gif (obraregalo) para compartir por whatsapp.

Cuarto día de residencia. El tercer día de residencia me entregaron las llaves del taller y pude construir 35 cm del proyecto principal (una escultura de 2mtrs). Al llegar hoy, la humedad del lugar se encargo de hacer colapsar la estructura por completo. Ahí quedo esa idea de obra. 

 

Sin eje en mi producción me propongo estar presente en el hacer como condición y no proyectar ningún tipo de cosa más que las que pueda y quiera hacer en ese momento.

 

Me reencuentro con un amigo fotógrafo que conocí en la lancha que te lleva a la isla del sol (Bolivia), con el cual habíamos experimentado lo que era estar de tripa (lsd) en ese mágico lugar. Me llevó a conocer el candombe y a pedido mío, prometió llevarme en lsd en otra ocasión.

 

Conozco un amigo del fotógrafo que hace danza y performance, pero que en ningún momento me permite hablarle de arte durante las reuniones en bares o cumpleaños a los que fui invitado. Un día me invitó a caminar, me resultó extraño, así que acepté casi instantáneamente. Nos encontramos en la plaza Bob Marley según google maps. Nos fumamos un churro sentados y comenzamos una caminata intencionada (por él) en la que hablamos como 4hs de arte y de la vida. Interrumpió mi cotidiano con esta caminata que llamaba "reconocimiento". Fue una charla íntima en un espacio público, que después la comprendí como "una deriva".

 

A una semana de la exposición me invita el fotógrafo al candombe junto al bailarín. Llego, aparece el lsd y una patineta que tocó un hilo sensible de mis recuerdos. Aquí tengo que aclarar que durante algunos años viaje compitiendo y produciendo videos del deporte "longboarding" hasta que el arte captó mi cotidiano. 

Esa noche luego del candombe hicimos una deriva, ellos en bici y yo en patineta. Terminamos en una plaza x, con una rueda pinchada y un vino tinto a medio terminar. En el taller tenia todo para reparar la bicicleta y por suerte/casualidad estábamos a solo 3 cuadras de la cárcel.

 

A la espera del secado del pegamento (sabemos que hay que esperar a que se ponga blanco para poner el parche), decidí prender las goteras del taller y el performer luego de jugar con una cuchara, tomo una botella de plástico la dio vuelta y la colocó debajo de una de las goteras.

 

Primer día compartido en la residencia. Llegó un artista de Costa Rica, lo invite a tomar un vino y fumar uno en la instalación. Luego de algunas secas, tomó una linterna y la colocó en el piso alumbrando la botella. Esta se proyectaba sobre la pared. Quedó resuelta tanto la metodología de producción, como la estética misma del proyecto. 

 

A un día de la inauguración y comprendiendo la metodología de goce de la obra. Hice una invitación abierta para comer, tomar, fumar y realizar la instalación en un ambiente de disfrute. Les dije que traigan elementos para hacer sonar o contener las gotas (ollas, platos o cualquier objeto que deseen). Fue una hermosa reunión. En la cual luego de jugar y comer por unas horas nos dimos cuenta que habíamos llegado a "algo".

 

La filtración fue el encuentro y la obra "Los ríos que hacen" las goteras que me habían despertado aquella noche.